Queridas, primero que todo no había tenido la oportunidad de agradecerles por mis maravillosos vestido Helena y kimono.
Siempre le tuve susto al tema del vestido de novia, desde siempre he luchado bastante con mi peso y pensé que iba a tener que usar algo super cerrado para que no se me viera tanta pechuga, los rollos de la espalda, etc, etc. Y por sobre todo pensé que iba a tener que bajar de peso para caber en un vestido, y no al revés… que el vestido entrara en mi.
Fui a Santo Encanto (la primera y única tienda de vestidos de novia que visité) con la idea de probarme un modelo nada que ver a este. Como no había pensado en ningún otro y tenía la posibilidad de probarme 3 vestidos, con mi mamá vimos el book y elegimos dos más (entre estos el amado Helena). Cuando me lo probé -con cero expectativa ya que jamás pensé en un estilo «diosa del Olimpo» para mi vestido- y me miré al espejo, quedé realmente en shock porque estaba viendo delante de mis ojos mi vestido de novia. No busqué más, lo dejé reservado al tiro porque de verdad era una maravilla. Me sentía cómoda, el escote era perfecto y podía mostrar la espalda sin problema (la modista me dijo que subiríamos un poco la espalda para mi vestido y quedó espectacular). Y si a eso le sumamos el kimono, de verdad que era el match perfecto.